domingo, 25 de enero de 2009

el juego (continuación)

Claudia me miró, su mirada me escrutaba como intentando adivinar cual había sido mi decisión en el desarrollo del juego, la reté con mi mirada acompañada de una pose un poco chula y preparada para su reacción, lo cual me sorprendió por que después de mirarme a mí y al resto soltó lo que pensaba.

- Me parece bien, pero yo propondría llegar más allá, y la o el que gane el juego que decida lo que quiere que haga cualquiera de los que han perdido, siempre que la otra persona esté de acuerdo y no sea algo muy exagerado ni abusivo, si os parece bien, claro, esto último lo dijo mirándome a mi, o más bien, mi escote.

- Bueno, por mi genial – contesté, el alcohol me hacía ser más audaz y a la vez me costaba medir mis palabras, así que añadí unas risas y a continuación añadí que era buena al póker y que si no les importaba me arriesgaba a hacer exactamente lo que quisiera el o la ganadora, lo que quisiera volví a insistir de forma brusca.

- No bebas más – Claudia hizo ademán de acercarse tras decir estas palabras, no te sienta bien el alcohol, añadió mirándome con disimulo a los ojos.

El resto de la gente no fue consciente de ese pequeño gesto ni de mi rechazo, parte de la noche había transcurrido así, no sé que quería Claudia y francamente no quería saberlo, los demás al oír la respuesta de Claudia sonrieron, me miraron, nos miraron y las que pertenecían al grupo de las que no querían jugar pusieron malas caras, refunfuñaron e iban a empezar a protestar cuando el resto del grupo las insto a callarse recordándoles la palabra “mayoría”.

Los chicos aplaudieron y empezaron a apartar los platos y vasos de una parte de la amplia mesa y apilarlos en una de las esquinas, preparando el juego, haciendo chistes y apostando quien ganaría y que exigiría como prenda, la conversación iba subiendo de tono, y las chicas al escucharlos se reían unas y otras se escandalizaban.

- Oye tíos, no os paséis eh, una rubia alta y regordeta de cara graciosa fue la dueña de tales palabras, mientras una de sus amigas por detrás añadió un tímido – yo no me pienso desnudar delante de vosotros, me muero de la vergüenza…….

- Pues no pierdas- Pronunció Raúl entre risas, venga chicas, que tampoco es para tanto, podemos cambiar las normas y suavizarlas, lo importante es pasarlo bien.

- Vale, entonces jugamos de esta manera, en cada jugada los que pierdan se quitaran una prenda, para recuperarla tendrán que hacer lo que diga la cartulina del juego, si se niegan se quedan como están y si lo hacen recuperan la prenda, el que gane elige a la persona que tenga poca ropa y tiene que pedirle que haga lo que el ganador elige, que puede ser entre un streptease, o bien, qué se yo, lo dejo a imaginación vuestra, pero eso si, nada de humillaciones ni malos rollos – soltó Pablo.

Venga, todos de acuerdo, dijo Isa, que era la novia de Pablo, terminamos por formar grupitos, me acerqué a un par de amigas y con un gesto les indiqué que iba a la cocina a por más bebida, terminaron de colocar el juego y acercaron sillas, una mesita pequeña para dejar las prendas, trajeron hielos y más bebida, mientras yo me encaminaba al baño, tras dejar el cubata en la mesa y buscar con la mirada a Claudia.

Volví pronto del aseo y me senté en la primera silla que encontré, a mi lado estaba Isa y enfrente Pablo, sonreí, notaba que el alcohol me subía cada vez más y empezaba a salirme esa sonrisa estúpida acompañada de las risitas estridentes.

El juego empezó, busqué a Claudia por enésima vez, mientras me maldecía interiormente por mi debilidad, echaba de menos a mi ex, empezaba a pensar si mi decisión no había sido demasiado radical, no todo el mundo es como yo, me repetía a mi misma para intentar justificarla, pero al mismo tiempo que el recuerdo de ella entraba, también lo hacía toda la frustración acumulada, los malos rollos y sobre todo cómo me sentía, mientras pensaba esto, recogía las cartas que Pablo repartía, Claudia paso detrás de mi y fue a sentarse a escasos metros, a mi derecha, a dos sillas de distancia, verla hizo que mi estómago se contrajera un poco y sin hacer caso de su mirada de reprobación me eché otro cubata.

El juego seguía, se oyeron risitas nerviosas, carraspeos, unos perdían y se iban desprendiendo de prendas, las primeras solían ser accesorios como relojes, anillos, pulseras, hubo uno que con risas insinúo que se alegraba de llevar tantas cosas, otra se quejaba de que al trabajar en un consultorio dental se había acostumbrado a llevar pocas cosas y qué no era justo, qué menos mal que jugaba bien, que si no ya se veía en pelota picada en medio del salón, a lo que los chicos insinuaron que no estaría mal, pero que no iban a tener esa suerte, las risas subieron de tono, cuando una de ellas se quito la bota e intentó esconder el pie para que no se le vieran las medias, mientras oía las risas mi mirada y la de Claudia se cruzaron, yo me había desprendido ya de tres prendas pero Claudia cosa rara iba ganando junto con Pablo y otro par más, cosa rara por que Claudia tenía mala suerte con los juegos.

Me miro al volver a perder y tener que desprenderme del último zapato, mientras me lo quitaba evoque el momento en que ella me los había regalado, y la rabia asomó por un momento, me bebí un par de tragos más para tapar o esconder la humedad de mis ojos, y seguí jugando procurando evitar la mirada de Claudia, iba perdiendo mientras ella ganaba, a mi alrededor las risas se sucedían, las chicas y algunos chicos se iban desprendiendo de sus ropas, hacían apuestas para recuperarlos entre ellas imitar sonidos sexuales, imitar a un animal, caminar de rodillas mientras maullaba, hacer movimientos sensuales, ese tipo de tonterías, a las que casi nadie se negaba por que aún no estaba tan avanzado el juego ni salvo yo, la gente no había bebido mucho.

Yo me negaba a recuperar las prendas perdidas, más que nada por un punto de rebeldía, quería en el fondo provocar alguna reacción en una de las presentes, sentía en parte rabia y por otro lado había bebido lo suficiente para que no me importara nada.

Perdí de nuevo y noté que las miradas se dirigían a mi, sin importarme me desprendí del jersey y me quede con una camiseta fina de tirantes por entre los que asomaba parte del sujetador y se me transparentaba un poco, sonreí al ver que la mirada de Claudia se dirigía más a menudo hacía mi, que se ponía tensa y sobre todo colorada.

El ambiente se iba volviendo más desenfadado, divertido, las apuestas iban subiendo de tono, algunos chicos pretendían que a cambio de la devolución de alguna prenda les dejaran que tocaran alguna parte del cuerpo, la mayoría elegía los pechos a lo cual las chicas se negaban y las prendas seguían sin volver a su dueña y los chicos se reían más aún.

Claudia iba ganando, esta vez junto con Raúl, que había dado una remontada, Pablo y el resto íbamos perdiendo, algunos lo llevaban mal, otras se reían, estaban tan bebidas que ya les daba igual, procuraba evitar la mirada de Claudia, sobre todo después de tener que desprenderme de la camiseta de tirantes y quedarme en sujetador y negarme a recuperarla.

- Vas a coger frío así – la voz de Claudia sonó dulce y preocupada.

- Algún problema? – respondí de forma borde aunque no fue mi intención.

- Joder tía, ya te vale – soltó Isa, deja de tratar a Claudia con desprecio, ya os vale a las dos, que no se qué os pasa, pero desde que os habéis enfadado hará dos meses no hay quien os aguante, a ti sobre todo.

- Tiene razón – increpo otra del grupo, mientras miraba a Isa y a mi alternativamente, con lo buenas amigas que siempre habéis sido, parece mentira, yo es que ya paso del tema, arregláoslas vosotras, que nosotros ya estamos un poco cansados de intervenir.

- Ya – contesté, evitando la mirada de preocupación de Claudia, creo que mejor me marcho, no me encuentro bien.

Hice amago de levantarme de la silla, cosa que no conseguí, había bebido demasiado y lo único que conseguí fue notar un leve mareo, y me encontré otra vez sentada, esta vez me reí con ganas e hice un gesto de resignación, mientras alguien empezó de nuevo a repartir cartas, ya ni tenia ganas, me daba igual todo, lo único que deseaba era perderme en mi cama, taparme con la manta y olvidarme de todo por un tiempo.

Uno del grupo exigió en pago a mi camiseta que lo besara, iba a negarme cuando reparé en que lo único que tapaba mi piel eran los pantalones de rayas que tapaban un finísimo tanga negro que acababa de estrenar y mi cabeza tuvo un momento de lucidez a pesar del embotamiento recordándome las consecuencias de perder dos veces más.

Evitando la mirada de Claudia y obviando las risas del resto del grupo, tambaleándome ligeramente procurando no se me notara me acerqué a José, dispuesta a recuperar la camiseta cuando……….