lunes, 8 de junio de 2009

el juego 3ª parte

Claudia se levanto y con una mano intento atraer mi atención, me di la vuelta a tiempo para observar el movimiento pero hice caso omiso de él y me acerqué a José sonriendo, era consciente a pesar de notar lo bebida que iba, que todas las miradas se dirigían a mí, los del grupo hacía tiempo que insinuaban que José estaba interesado en mí, pero yo nunca lo había creído ni dado importancia, pero conforme iba acercándome a él notaba que se ponía nervioso.

Apoye la mano en la mesa y con la otra cogí a José de la solapa de la camisa y con suavidad lo acerqué a mis labios, pero me separé y los acerque a su oreja para susurrarle un……

- Bueno, guapo, y que propones para que ese jersey vuelva a tapar mi sexy cuerpo….mis dedos acariciaron el lóbulo de su oreja y procurando que los demás no me oyeran, salvo el interesado suspiré un…..Joder José, que difícil es todo esto.

Nadie se dio cuenta de lo ocurrido, intuyo que Claudia sospechó algo, por qué levantándose se acercó a José, lo miró y con voz lo suficientemente firme dijo:

- mira primo, estoy cansada ya de tanta tontería, creo que deberíamos hablar- exclamó Claudia, y cogiendo de la mano a José empezó a arrastrarlo al pasillo mientras le iba diciendo algo al oído.

Al rato volvieron, José estaba azorado pero sonreía, dio unas palmadas para atraer la atención de mi y del resto y soltó un:

- oye, que aquí mi prima esta cansadita, y yo a qué negarlo también y tú….su dedo índice señalaba hacia mi, ya está bien, no? Mi prima me lo ha contado todo, algo sospechaba pero…..
- de qué hablas? Intenté ganar terreno para poder pensar una respuesta coherente, por que no sabía que es lo que José sabia, mientras notaba como todos nos miraban.
- Venga, he ganado yo, así que si quieres recuperar tu ropa, ven conmigo a la habitación de…..se dio la vuelta y mirando a la homenajeada lanzó un suspiro que corroboraba lo harto que estaba ya de la situación


Laura, la homenajeada, al darse por aludida, haciendo un gesto al aire le dio permiso a José para lo que tenía en mente que no fue otra que agarrar a Claudia de una mano y dándose la vuelta y lanzándome una mirada de reproche, que traspasó mi embotamiento cerebral y pude entenderle decir:

- Eva, ya está bien, esto ya ha durado mucho, y agarrándome del brazo me obligó a ponerme a la misma altura que Claudia y dándose la vuelta les dijo a los que nos miraban de forma que demostraban lo poco que entendían la situación aunque yo ya me hacía una idea de lo que iba a pasar.
- Chicos – soltó José, me llevo a mi prima y a Eva, ya sabéis que siempre he querido hacer un trío, así que….
- Anda ya, chalao – se mofó uno, tú con estás dos chicas no tienes nada que hacer? Se burló otro, una de las chicas le dio un codazo a otra y empezaron a apostar que todo era una broma.


José no decía palabra, de forma suave nos empujo para que avanzáramos por el pasillo, me estaba empezando a poner nerviosa cuando noté que la mano de Claudia buscaba la mía por entre la oscuridad, tanteando, sospecho que nadie miraba hacia nosotras, sino que estaban pendientes de José, el cual con firmeza nos condujo a la habitación de Laura.

Abrió la puerta y sonriendo se hizo a un lado para dejarnos pasar, sin mirarnos volvió a salir y sin decirnos nada cerró la puerta con suavidad.

Me quedé parada sin saber qué decir, cuando Claudia sonriendo con dulzura se acercó a mi, al ver su aproximación me eché para atrás chocando con la pared.

- Por favor – suplicó Claudia, deja de hacer eso, cuanto tiempo más vas a seguir ignorándome?, cuando te vas a dar cuenta de que te estás engañando?
- Déjame – no insistas, la miré, mientras mis piernas temblaban ligeramente.

Nunca he sabido el motivo, pero Claudia siempre ha ejercido una extraña atracción y fascinación sobre mí, como si lo supiera, como si me leyera el pensamiento fue acercándose más hasta que noté como su cuerpo se pegaba al mío, antes de que pudiera rechazarla, sus manos se abrieron y me cercaron por completo, su cabeza estaba a escasos centímetros de la mía, sus labios estaban tan cerca de los míos que notaba su calor y excitación, sus ojos brillaban, me deseaba, era obvio, y yo por más que me lo negaba llevaba toda la noche buscándola y ella se había dado cuenta.

- me vas a escuchar? – mientras lanzaba esa frase mitad interrogativa, mitad imperativa su boca se fue acercando poco a poco, temiendo un rechazo que no se iba a producir, por que en el fondo era lo que deseaba.
- Qué es lo que quieres? – mi voz sonó áspera, estaba bastante dolida por lo ocurrido anteriormente y no había podido olvidarlo.
- Que me escuches y te dejes el orgullo a un lado – la voz de Claudia era imperiosa, con un deje de deseo.
- Tu dirás – le espeté, soy toda oídos, continúe mientras notaba como los nervios se acumulaban el la boca del estómago.
- Creo que esto ha ido ya demasiado lejos- continúo ella, mi primo ya lo sabe y además, no puedo engañarme más– la voz de Claudia sonó firme- mientras yo la miraba con incredulidad.
- Se lo has dicho a tu primo? – mi cara denotaba sorpresa y una sonrisa empezó a crecer por entre la comisura de la boca.


Me sorprendía el comportamiento de Claudia, no recordaba que fuera decidida, al contrario siempre era de las que se dejaba llevar, todo le parecía bien, nunca protestaba y sobre todo era bastante insegura e influenciable, por eso todo esto me tenía asombrada, y el asombro fue en aumento cuando de forma atrevida se fue pegando a mi cuerpo, con decisión agarro mi cintura y empujo mi cuerpo suavemente hacia el suyo y noté como si boca se iba acercando a mi…….

domingo, 25 de enero de 2009

el juego (continuación)

Claudia me miró, su mirada me escrutaba como intentando adivinar cual había sido mi decisión en el desarrollo del juego, la reté con mi mirada acompañada de una pose un poco chula y preparada para su reacción, lo cual me sorprendió por que después de mirarme a mí y al resto soltó lo que pensaba.

- Me parece bien, pero yo propondría llegar más allá, y la o el que gane el juego que decida lo que quiere que haga cualquiera de los que han perdido, siempre que la otra persona esté de acuerdo y no sea algo muy exagerado ni abusivo, si os parece bien, claro, esto último lo dijo mirándome a mi, o más bien, mi escote.

- Bueno, por mi genial – contesté, el alcohol me hacía ser más audaz y a la vez me costaba medir mis palabras, así que añadí unas risas y a continuación añadí que era buena al póker y que si no les importaba me arriesgaba a hacer exactamente lo que quisiera el o la ganadora, lo que quisiera volví a insistir de forma brusca.

- No bebas más – Claudia hizo ademán de acercarse tras decir estas palabras, no te sienta bien el alcohol, añadió mirándome con disimulo a los ojos.

El resto de la gente no fue consciente de ese pequeño gesto ni de mi rechazo, parte de la noche había transcurrido así, no sé que quería Claudia y francamente no quería saberlo, los demás al oír la respuesta de Claudia sonrieron, me miraron, nos miraron y las que pertenecían al grupo de las que no querían jugar pusieron malas caras, refunfuñaron e iban a empezar a protestar cuando el resto del grupo las insto a callarse recordándoles la palabra “mayoría”.

Los chicos aplaudieron y empezaron a apartar los platos y vasos de una parte de la amplia mesa y apilarlos en una de las esquinas, preparando el juego, haciendo chistes y apostando quien ganaría y que exigiría como prenda, la conversación iba subiendo de tono, y las chicas al escucharlos se reían unas y otras se escandalizaban.

- Oye tíos, no os paséis eh, una rubia alta y regordeta de cara graciosa fue la dueña de tales palabras, mientras una de sus amigas por detrás añadió un tímido – yo no me pienso desnudar delante de vosotros, me muero de la vergüenza…….

- Pues no pierdas- Pronunció Raúl entre risas, venga chicas, que tampoco es para tanto, podemos cambiar las normas y suavizarlas, lo importante es pasarlo bien.

- Vale, entonces jugamos de esta manera, en cada jugada los que pierdan se quitaran una prenda, para recuperarla tendrán que hacer lo que diga la cartulina del juego, si se niegan se quedan como están y si lo hacen recuperan la prenda, el que gane elige a la persona que tenga poca ropa y tiene que pedirle que haga lo que el ganador elige, que puede ser entre un streptease, o bien, qué se yo, lo dejo a imaginación vuestra, pero eso si, nada de humillaciones ni malos rollos – soltó Pablo.

Venga, todos de acuerdo, dijo Isa, que era la novia de Pablo, terminamos por formar grupitos, me acerqué a un par de amigas y con un gesto les indiqué que iba a la cocina a por más bebida, terminaron de colocar el juego y acercaron sillas, una mesita pequeña para dejar las prendas, trajeron hielos y más bebida, mientras yo me encaminaba al baño, tras dejar el cubata en la mesa y buscar con la mirada a Claudia.

Volví pronto del aseo y me senté en la primera silla que encontré, a mi lado estaba Isa y enfrente Pablo, sonreí, notaba que el alcohol me subía cada vez más y empezaba a salirme esa sonrisa estúpida acompañada de las risitas estridentes.

El juego empezó, busqué a Claudia por enésima vez, mientras me maldecía interiormente por mi debilidad, echaba de menos a mi ex, empezaba a pensar si mi decisión no había sido demasiado radical, no todo el mundo es como yo, me repetía a mi misma para intentar justificarla, pero al mismo tiempo que el recuerdo de ella entraba, también lo hacía toda la frustración acumulada, los malos rollos y sobre todo cómo me sentía, mientras pensaba esto, recogía las cartas que Pablo repartía, Claudia paso detrás de mi y fue a sentarse a escasos metros, a mi derecha, a dos sillas de distancia, verla hizo que mi estómago se contrajera un poco y sin hacer caso de su mirada de reprobación me eché otro cubata.

El juego seguía, se oyeron risitas nerviosas, carraspeos, unos perdían y se iban desprendiendo de prendas, las primeras solían ser accesorios como relojes, anillos, pulseras, hubo uno que con risas insinúo que se alegraba de llevar tantas cosas, otra se quejaba de que al trabajar en un consultorio dental se había acostumbrado a llevar pocas cosas y qué no era justo, qué menos mal que jugaba bien, que si no ya se veía en pelota picada en medio del salón, a lo que los chicos insinuaron que no estaría mal, pero que no iban a tener esa suerte, las risas subieron de tono, cuando una de ellas se quito la bota e intentó esconder el pie para que no se le vieran las medias, mientras oía las risas mi mirada y la de Claudia se cruzaron, yo me había desprendido ya de tres prendas pero Claudia cosa rara iba ganando junto con Pablo y otro par más, cosa rara por que Claudia tenía mala suerte con los juegos.

Me miro al volver a perder y tener que desprenderme del último zapato, mientras me lo quitaba evoque el momento en que ella me los había regalado, y la rabia asomó por un momento, me bebí un par de tragos más para tapar o esconder la humedad de mis ojos, y seguí jugando procurando evitar la mirada de Claudia, iba perdiendo mientras ella ganaba, a mi alrededor las risas se sucedían, las chicas y algunos chicos se iban desprendiendo de sus ropas, hacían apuestas para recuperarlos entre ellas imitar sonidos sexuales, imitar a un animal, caminar de rodillas mientras maullaba, hacer movimientos sensuales, ese tipo de tonterías, a las que casi nadie se negaba por que aún no estaba tan avanzado el juego ni salvo yo, la gente no había bebido mucho.

Yo me negaba a recuperar las prendas perdidas, más que nada por un punto de rebeldía, quería en el fondo provocar alguna reacción en una de las presentes, sentía en parte rabia y por otro lado había bebido lo suficiente para que no me importara nada.

Perdí de nuevo y noté que las miradas se dirigían a mi, sin importarme me desprendí del jersey y me quede con una camiseta fina de tirantes por entre los que asomaba parte del sujetador y se me transparentaba un poco, sonreí al ver que la mirada de Claudia se dirigía más a menudo hacía mi, que se ponía tensa y sobre todo colorada.

El ambiente se iba volviendo más desenfadado, divertido, las apuestas iban subiendo de tono, algunos chicos pretendían que a cambio de la devolución de alguna prenda les dejaran que tocaran alguna parte del cuerpo, la mayoría elegía los pechos a lo cual las chicas se negaban y las prendas seguían sin volver a su dueña y los chicos se reían más aún.

Claudia iba ganando, esta vez junto con Raúl, que había dado una remontada, Pablo y el resto íbamos perdiendo, algunos lo llevaban mal, otras se reían, estaban tan bebidas que ya les daba igual, procuraba evitar la mirada de Claudia, sobre todo después de tener que desprenderme de la camiseta de tirantes y quedarme en sujetador y negarme a recuperarla.

- Vas a coger frío así – la voz de Claudia sonó dulce y preocupada.

- Algún problema? – respondí de forma borde aunque no fue mi intención.

- Joder tía, ya te vale – soltó Isa, deja de tratar a Claudia con desprecio, ya os vale a las dos, que no se qué os pasa, pero desde que os habéis enfadado hará dos meses no hay quien os aguante, a ti sobre todo.

- Tiene razón – increpo otra del grupo, mientras miraba a Isa y a mi alternativamente, con lo buenas amigas que siempre habéis sido, parece mentira, yo es que ya paso del tema, arregláoslas vosotras, que nosotros ya estamos un poco cansados de intervenir.

- Ya – contesté, evitando la mirada de preocupación de Claudia, creo que mejor me marcho, no me encuentro bien.

Hice amago de levantarme de la silla, cosa que no conseguí, había bebido demasiado y lo único que conseguí fue notar un leve mareo, y me encontré otra vez sentada, esta vez me reí con ganas e hice un gesto de resignación, mientras alguien empezó de nuevo a repartir cartas, ya ni tenia ganas, me daba igual todo, lo único que deseaba era perderme en mi cama, taparme con la manta y olvidarme de todo por un tiempo.

Uno del grupo exigió en pago a mi camiseta que lo besara, iba a negarme cuando reparé en que lo único que tapaba mi piel eran los pantalones de rayas que tapaban un finísimo tanga negro que acababa de estrenar y mi cabeza tuvo un momento de lucidez a pesar del embotamiento recordándome las consecuencias de perder dos veces más.

Evitando la mirada de Claudia y obviando las risas del resto del grupo, tambaleándome ligeramente procurando no se me notara me acerqué a José, dispuesta a recuperar la camiseta cuando……….

sábado, 27 de septiembre de 2008

el juego

Mis amigos trajeron lo de siempre, un montón de latas de cerveza, vino, tinto y rosado, chuletas, salchichas y hamburguesa, de postre variedad de pasteles, música y varios juegos de mesa, era el cumpleaños de una de las del grupo y habíamos quedado todos para celebrarlo, esperábamos a la homenajeada que vendría con el novio para poder empezar a planear la fiesta.

Se me acercó mientras trasteaba en la cocina, una amiga de otra de las amigas, supe que se llamaba Claudia por que la llamaron un par de veces a gritos mientras se acercaba pero Claudia les ignoro, mientras se acercaba, observe que esta vez éramos más gente, normalmente solíamos reunirnos unas diez personas y ahora la cifra rondaba los quince, y eso que aún faltaban los rezagados de siempre.

- te ayudo?- se ofreció la chica.
- Perdona, no te había visto.- le contesté con una sonrisa.
- Están hablando los demás de los planes para después de cenar – me contestó, y como te vi ocupada, pues…..
- No importa.- si total sólo es cortar la lechuga y tomates para hacer la ensalada pero si quieres…

Nos miramos, le indique donde estaba cada cosa y en menos de cinco minutos estábamos las dos enfrascadas en hacer ensaladas, cortar pan, preparar todo lo necesario para que cuando estuviéramos todos empezar a asar chuletas y salchichas en la barbacoa que estaba en la terraza.
La cocina era pequeña, americana llena de cachivaches lo que hacía más complicada cualquier tarea, con tanto trajín chocábamos de continuo, ella de vez en vez soltaba un comentario para darme pie a seguir, pero yo estaba más pendiente de la comida y de mis pensamientos que de lo que me pudiera estar contando la chica.

Por que estaba pensando en ella, llevaba dos días dándole vueltas a la cabeza a lo mismo, desde nuestra discusión, ni ella ni yo habíamos hablado, ¿para qué? me interrogaba a mi misma, si ya sé de memoria sus excusas, sus justificaciones, y yo ya no puedo más, me recordaba a mi misma, esto no puede seguir, me animaba aunque en el fondo me dolía, y mucho, la relación había llegado a un punto en el que o se avanza un escalón más o se acababa, y ella era incapaz de querer salir del armario, no quería que nuestros amigos supieran que éramos novias, ni nuestras respectivas familias sospechaban que “mi mejor amiga” fuera mi novia, nuestras peleas siempre acababan por solucionarse muchas veces gracias a los esfuerzos de los demás que opinaban que era una pena que dos amigas como nosotras nos peleáramos, nadie sabia lo nuestro, por lo tanto también era difícil hablar con otras personas de nuestra situación y llego un punto en que yo ya no podía más, de ahí que le diera un ultimátum.

Y así, fue como me encontraba en esa fiesta, pensando en ella, en lo nuestro, en como había terminado todo, la última vez que nos vimos, la tristeza que me embargaba, lo injusto que me parecía todo, lo cruel que podía volverse ciertas palabras y sobre todo el pensar que a veces por mucho que lo intentes el amor no lo es todo, no lo es cuando tras el amor se esconde la vergüenza, ni cuando el amor va disfrazado de amistad, ni tampoco cuando el amor se reprime cuando hay miradas alrededor.

Tras un tiempo pensando en esto y sin hacer caso de los intentos de Claudia por darme conversación, no me apetecía hablar con ella y al darse cuenta, sus intentos se fueron espaciando y salvo lanzarme un par de miradas e intentar rozarme no paso a más, por que nuestros amigos venían de continuo con interrupciones o a contarnos los últimos cotilleos sentimentales de conocidos comunes.

Los platos iban llenándose, Claudia y yo terminamos de hacer un par de ensaladas, llenamos unos cuantos platos de patatas, aceitunas, cortamos jamón, trozos de queso, y de paso picábamos aquí y allá riéndonos mientras tanto, la gente venia y se llevaba a la gran mesa que habíamos colocado en el centro, bebidas, los platos, venían con sus sonrisas y sus noticias y se iban con los platos, era un ambiente distendido y agradable y poco a poco me fui olvidando de mis preocupaciones e intentaba disfrutar.

Pero Claudia estaba demasiado pendiente de mi, me observaba mucho, se acercaba a mi con cualquier excusa, pero yo estaba dolida y con diplomacia me la quitaba de encima, poco a poco mientras yo me lo iba pasando cada vez mejor gracias al vodka y a la ginebra, y a la cerveza, mezcla explosiva pero ideal para olvidar, para que la cabeza se te embote y sobre todo para desterrar la imagen desnuda de mi novia, una imagen que ese día precisamente se había agarrado a una parte de mi cerebro, quizá esa zona que rigen los sentimientos, y ahí se quedo, a ratos se mezclaba con el recuerdo de la última vez que nos acostamos, el vodka me trajo a la memoria de mi lengua el sabor salado de su sexo húmedo, el ruido de las patatas al ser trituradas por mis dientes me trajo el recuerdo de sus uñas clavándose en mi espalda en uno de sus momentos de pasión por que hay que reconocer que éramos muy apasionadas, aunque ella lo era más, las aceitunas deshaciéndose en mi boca me recordó la dulzura de sus pezones al ser agarrados en mis labios y lamidos, me encantaba notar su excitación en cada mordisqueo de sus pezones, me ponía a mil su manera de agarrarse a mi cuerpo abrazándome con sus muslos, parecía que beber más me la traía a la mente en vez de hacer el recorrido inverso y no conseguía olvidarla, Claudia bebía tanto o más que yo, y poco a poco parecía que ambas competíamos, y la competición pareció que iba también por ignorarnos, por pasar la una de la otra, hasta competíamos en nuestras miradas, sonrisas tontas, comentarios estúpidos, sobre chicos, me cansaba ese tema, el hablar de los tíos para intentar ser como mis amigas, se suponía que a mi edad había de hablar de tíos por que era lo que se esperaba de mi, y yo había de reprimir mis ansias de gritar, de chillar que estaba enamorada, mucho pero no de Carlos, ni de Pablo, ni de que Enrique follaba de vicio, ni que me había enrollado con un desconocido en una discoteca, no, no era eso lo que deseaba, sino proclamar a los cuatro vientos y a esos que en teoría eran mis amigos, hacerles participe de mi amor por ella, que nuestra amistad era algo más sobre todo los dos últimos años, presumir de ella, lucirla, demostrarle mi amor a la vista de todos y sin dobleces, comérmela a besos sin tener que esperar que no hubiera miradas, mientras pensaba todo esto, y con rabia me metía un trozo de queso acompañado de un trago al cubata, Claudia se puso a mi lado y me tocó con delicadeza el brazo.

no seas plasta, tía, déjame en paz – le solté, las palabras consiguieron salir a duras penas.
Vaya, como vas, menudo colocón te vas a agarrar, no si al final esto se va a convertir en un desmadre como siempre, que me lo veo venir.

- Oye, por que no te piras, le contesté, no quiero dramones, ni quiero ayuda ni tampoco tu preocupación, hazlo mejor de tus amigas, si no te importa – le contesté.

- Vale como quieras, simplemente me preocupo por ti como puedo hacerlo de cualquiera que vaya muy bebido.

Me di la vuelta y me encaminé a la terraza, a que me diera el aire y a ver los preparativos de la barbacoa, las risas me llegaban desde la distancia, estaban planificando lo que harían después de cenar, se oyeron un par de risas un poco más fuertes cuando uno de los amigos, saco con cara de salido un juego y con ademanes exagerados empezó a hacer aspavientos y a explicar de que iba el juego, se formo un corrillo alrededor y me llego la voz de una de las chicas diciendo que estaba loco, que ella no jugaba al strip poker ni de coña, que no y que no insistía, unas cuantas se pusieron de parte de la otra y se formo un grupo de los que eran y otro de los que no partidarios del juego.

- Y tú que? Me soltó una de las que formaban el grupo de las que sí querían probar, vas a jugar con nosotras al strip? Me interrogo sonriendo con esperanza.
- Tal y como estoy de bebida, jugaba a lo que me propusierais, por que con el calor que hace es una buena excusa.

Las chicas sonrieron al ver que con mi afirmación el grupo de ampliaba más y las que no querían jugar empezaron a poner malas caras, por que la norma desde hacía años era que se jugaba siempre que hubiera mayoría quisieran o no.

Claudia se acercó y las chicas se le echaron encima, para preguntarlo lo mismo que a mí, era ella la que iba a ser la que inclinara la balanza, la que hiciera el empate y la que en última instancia decidiría inconscientemente el resultado a favor o en contra del juego, por que solo faltaba ella y otra chica.

Continuará.

martes, 23 de septiembre de 2008

sexo solitario

Uno de los mejores placeres solitarios que existen desde que el mundo es mundo, son los trabajitos manuales, no hacer cometas precisamente, ni bordados, hacer dedos que no es lo mismo que hacer autostop, ni saludar al estilo americano, tampoco se le llama solitario a jugar a las cartas consigo mismo, sino a algo simple y vulgar como amarte a ti misma, vulgarmente hacerse pajas, masturbarse o bien cada persona lo dice como mejor le parece, que por mucho que diga la Biblia no es pecado ni te quedaras ciego ni sorda ni calva ni enana, supongo que tendrían que justificar tanta feria de frikis que se inventaron eso.


Pero si hasta el mismo Dios no los dice en boca de su hijo, amaros los unos a los otros, y que mejor forma que esa? Claro que la pobre masturbación está infravalorada, no se habla de ella lo suficiente, esta ninguneada y sobre todo no se le saca todas sus infinitas posibilidades, en vez de tanta pastilla, que si para el estrés, que si para la ansiedad, que si pastillas para los nervios, pero por favor, si todo eso lo soluciona un par de minutos o más al día mientras ejercitas el índice, y aparte de eso te ahorras un par de cremas, nada mejor que un buen polvo consigo mismo para tener la piel más suave y como ejercicio resulta genial para eliminar sudor y malos pensamientos, que no hay nada peor que te digan seas del gremio que seas, el consabido, está tía necesita un buen polvo, y se deja de tonterías.


El problema es que aunque tengas la autoestima alta, quererse a sí mismo, noche tras noche, con calor o con frío, aburre hasta Job, así que hay que buscar que sea menos solitario, te aficionas a las revistas, de esas hay hasta para aburrir al quiosquero, robas dinero a tu padre, o bien le sisas a tu madre de las vueltas de la compra y te compras una, la lees, te recreas la mirada con esos regalos de la naturaleza, fantaseas con ellas, te relames, te excitas, te tocas, te corres y con culpabilidad escondes la revista en el lugar más oculto de tu habitación, después al ver que no te llega el dinero para tanto, las intercambias con los amigos o amigas, que nosotras también tenemos nuestras cosas, como si fueran cromos, cambias, comentas, te regodeas, competís en la cantidad como si la calidad no importara, cuando el aburrimiento ya llega al límite, os pasáis a las películas, y descubrís que vuestros padres también follan, aunque os parezca imposible, y penséis por Dios, que asco, mis padres, estos, ni de coña, seguro que no, porque yo ni los veo ni los oigo….. ilusos!!!.


Encontráis por casualidad un “Emmanuelle” o similares en lo alto de una de las estanterías donde vuestro padre esconde sus cosas, y en un momento en que estas sola en casa, te la pones, y te pones, de los nervios, de la excitación de ver a dos mujeres, y te lo pasas como una enana, o enano. Después lo mismo que con las revistas, venga a sisar y venga a comprar pelis porno, para intercambiar con los demás, para descubrir muchas cosas erróneas sobre el sexo cuando realmente estas con alguien, pero eso tiene nombre y es desengaño.


Yo descubrí las revistas gracias a mis hermanos mayores, como recibimos una educación machista, mi hermana y yo nos dedicábamos los sábados a hacer limpieza bajo la mirada de mi madre, y cuando no había ni moros ni madres en la costa, hacía mi limpieza particular y un par de revistas cambiaban de colchón y me dedicaba algunas noches a mirar fotos, a fantasear, a tocarme, después cuando mis hermanos se iban con las novias los sábados me dejaban al cargo de grabarle la película que hacían en la tele local, tras varios visionados, yo me aficione también a esas pelis, aunque me parecían demasiado mecánicas y de argumento trillado y tías vulgares, menos daba una piedra y mi índice en esa época trabajaba horas extras.


Después vino el portátil, para los trabajos, y poco después gracias a Internet vino la revolución sexual a golpe de ratón, descubrí que el sexo es gratis, los chats son cachondos y dan mucho jugo a la imaginación, y un amplio abanico de posibilidades se abrió en forma de ventanas, enlaces, foros, etc, empecé a frecuentar ciertas páginas de contactos lésbicos y chat de bisexuales, tenía novia por aquel entonces pero no consideraba que estaba haciendo nada malo, hasta que uno de las chicas con las que hablaba empezó a hacer preguntas personales, fuertes, íntimas y hablando, en principio como si fuera un juego, empezamos a decirnos cosas un poco fuertes hasta que me encontré con las braguitas a la altura de las rodillas, la mano siguiendo las indicaciones que la otra a través de la minúscula ventanita del chat me iba ordenando, y con gemidos, suspiros y demás la obedecí, no aconsejable estas cosas no por nada por que a mi me pillo mi abuela con esa postura tan poco natural y la excusa que le dí no sonó muy convincente.


Esas cosas tan naturales hay que hacerlas con recato, no vayamos a escandalizar a mentes cuadradas, pero como todo avanza a pasos, lo siguiente fue mucho mejor porque en vez de gastarte los ojos leyendo los oooohs y aaaaahhhs de vete a saber quien es la que está en la otra ventana que tú te crees que es lesbiana y está buena y resulta que es el hijo de la verdulera del pueblo, por eso la tan manida frase que te bombardeaban las ventanas nada más saludar en el chat….. tienes fotos? Tienes cam? Cuanto te miden las tetas? De que color llevas la ropa interior? Eres tia? Eres tio? Que te daban ganas de mandarle también el curriculum y los resultados médicos.


Lo más surrealista que me ha pasado una vez al entrar a un chat de contactos de chicas, entre con un nick que ya había visto hacia un par de semanas y me gusto y me lo apropié y nada más entrar me entro una y directamente empezó a abroncarme y a decirme de todo, y al darme cuenta por los detalles que daba de que me había confundido con la otra y que la otra era su chica o algo, pues me hice pasar por la otra y empecé a disculparme y a rebatir sus argumentos para acabar yo por decirle un par de cosas íntimas, contarle con pelos y señales como echaba de menos su cuerpo, que necesitaba sentirla, devorarla con mi lengua, empujarla contra la pared y….. ella decía sigue nena, sigue, no pares, y yo deje volar mi imaginación y me monte una película erótica con una desconocida a la que le contaba el guión de lo que para mí sería uno de los mejores contactos sin tacto sexuales, y lo que disfrutamos ambas.


En cosas de estas hay que ir con mucho tiento, yo me he encontrado con muchas sorpresas en mi muy activa vida sexual (tanto como activa, más bien pasiva), entre ellas obsesionarme con una de las chicas con las que chateaba que estuve a punto a dejar a mi novia por ella, en otra tuve el error de que se me escapara mi lugar de trabajo y a los dos días noté que alguien me seguía, otra de las veces recibía llamadas a altas horas de la noche asustando a mi familia para lanzar unos jadeos antes de que colgara, también tiene sus cosas buenas, porque todas las obsesiones acaban por desaparecer, pero como todo en la vida mejora, ahora el mundo virtual sólo lo uso para hacerme las consabidas y diarias pajas…..mentales, que para eso tengo dos blogs, y tú eres uno de los que está leyendo uno de ellos.


Aunque para mi lo mejor es cuando conoces a la persona, que sea tu pareja con la que no puedes en ese momento por distintos motivos, a golpe de teléfono, de ratón, de lo que sea y sobre todo mucha imaginación se puede hacer mucho.


Así que dedos arriba, que no se diga, que es bueno para el cuerpo y si es bueno para el cuerpo es que no es malo.

El rollo que acabo de largar, para pajas mentales yo.

sábado, 20 de septiembre de 2008

sexo en las duchas (final)

A la distancia a la que estaba pude observar que de todo el campus del instituto habían consciente o inconscientemente, más lo primero, elegido la zona de hierba que estaba casi fuera de la vista de los demás, aunque tampoco es que hubiera mucha gente, pero como yo las había estado siguiendo disimuladamente, y las había visto entrar desde la parte externa del Instituto, tenía la mejor vista desde mi posición unos metros más arriba, me tumbé en una de las zonas mullidas y puse a modo de escudo uno de los libros abiertos e hice creer a cualquier observador que era una simple estudiante más que había elegido un lugar tranquilo para repasar, con la excusa de que estábamos de exámenes era fácil pasar desapercibida.

Tumbada boca abajo con las piernas elevadas hacia atrás, mis piernas golpeando rítmicamente las nalgas y con la vista en el libro, con el rabillo del ojo no perdía detalle de lo que se estaba cociendo un poco más abajo, la escena resultaba estimulante para una mente calenturienta como la mía, sobre todo porque sus movimientos aunque no eran de momento escandalosos y sobre todo la naturalidad de ellas, su comportamiento era sensual, de gestos calmos, miradas penetrantes, siempre he pensado que hay cuerpos que hablan, entre ellos, sin necesidad de que las dueñas de esos cuerpos tengan necesidad de palabras, y era algo íntimo lo que ellas me estaban regalando que a ratos me sentía culpable, como si estuviera violando algo, pero deseché pronto mis reparos y me dedique a lo que era, una “Voyeur”.

La morena, que era la más osada de las dos, con una sonrisa picara cubriéndole la cara avanzó de forma imperceptible su mano y le agarró de la cintura para acercarla más a su cuerpo, una vez estuvieron las dos completamente pegadas que a esa distancia me era imposible diferenciar las piernas, distinguir el cuerpo de cada una, porque eran como si los cuerpos se hubieran succionado en uno, las risas me llegaban, la pelirroja le agarro con las manos de la nuca y se llevo la boca a la nariz, donde le dio la bienvenida a lo que iba a ocurrir a continuación, los besos en la nariz, mejilla, comisuras de la boca eran en principio tiernos, para sin previo aviso empezar a comerle la boca como si el mundo se fuera a acabar, la morena se los devolvía con más ansiedad que la otra, la escena empezó a ser más arriesgada, si las pillaban, pero ellas estaban tan enfrascadas en su placer que no eran conscientes de nada más.

Hice un gesto con la cabeza en derredor y al ver que no había miradas fijas en mi, me arriesgué a levantar un poco más la cabeza e hincar los codos en la hierba mullida, y desde allí seguí siendo testigo de una historia que acabo mal, pero eso no lo supe hasta años después, de momento ajena a todo, disfrutaba de mi primera entrada al mundo lésbico, sin que en ese momento fuera consciente de que iba a ser muy importante para mi futuro sentimental, porque me abrió los ojos en un futuro, porque en ese momento yo estaba disfrutando mucho, quizás demasiado, por que al cabo de un rato y viendo que la pelirroja había empujado a la otra y se había sentado encima de ella, y jugando a que estaban haciendo masajes los movimientos de la pelirroja encima de la morena eran demasiado parecidos a dos personas haciendo el amor, y yo al ver eso, se me cerró el estómago y mi sexo decidió llamar mi atención, y lo que pocos tíos y pocas situaciones habían conseguido, ellas consiguieron que azorada por notarme húmeda y cachonda, decidí en mi postura un poco más rígida para poder esconder mi mano debajo de mi pantalón y mientras las veía, moviéndose rítmicamente, meciéndose la una a la otra y acariciándose de forma ya nada disimulada yo hice lo mismo, mi mano sin que yo me diera cuenta avanzo hasta mi sexo e inició de forma lenta pequeñas caricias circulares para poco a poco ir aumentando el ritmo mientras con la boca abierta de la excitación no perdía detalle.

Me mantenía en la misma postura, lo único que se movía de mi, era mi mano izquierda, de forma rítmica y rápida, muy rápida, confieso que miraba más a la pelirroja, me hubiera encantado estar en la piel de la morena y que el placer que desprendía su boca fuera la mía, estar en esos momentos gozando del cuerpo de la pelirroja, y al pensar esto mi cuerpo, sobre todo mi sexo se disparo y mi boca se contrajo involuntariamente en un gesto desgarrado seguido de pequeños espasmos y un grito ahogado con la mano derecha.

No estoy segura de si me oyeron pero una de las cabezas se movió en la dirección en la que yo estaba, agaché la cabeza y saqué precipitadamente mi mano, tenia el rostro colorado, mezcla de la vergüenza y de la excitación, pero era incapaz de apartar mi mirada de ellas, las cuales después de seguir jugando, un poco menos arriesgado que hacía unos momentos, se levantaron primero una, la que me gustaba a mi, y le tendió la mano a la morena para ayudarla a incorporarse cuando en ese momento, no fui consciente de que en mi empeño por no perder a la pelirroja de vista, deje de disimular y me mostré y al estar de pie tuvo más visión de mi, sus ojos me escrutaron, creo que se dio cuenta o intentaba ubicarme en algún lugar, sonrió, le dijo algo a la morena, y se empezaron a reír, primero de forma comedida y después ya sin disimulo, a carcajadas.

Me quedé sin saber reaccionar y entonces aún antes de poder hacerlo, corriendo la pelirroja en cinco minutos ya estaba a mi lado:

-¿Qué coño haces? Me soltó a bocajarro, mientras la morena la llamaba y con gestos le insinuaba que lo olvidara.

-No hacia nada, señalaba el libro y a continuación procurando que mi respiración recuperara la normalidad, solté un… simplemente estaba estudiando.


-Si, claro, estudiando, con todo el retintín que se pudo permitir, añadió, a nosotras no? ¿Qué te crees? ¿Qué no nos hemos dado cuenta?- soltó con desprecio y continuó mientras se alejaba….. las chicas como tú nos dan asco, y como digas algo, a quien sea, a nuestros novios, te las verás conmigo. Me entendiste? Esto último lo dijo dándose la vuelta.

El corazón me latía rápido, diferentes sentimientos se agolpaban dentro de mi, ira, vergüenza, humillación, pena de mi misma, y sobre todo sorpresa, la excitación se estaba escapando de mi cuerpo y para mi sorpresa no tenia miedo, todo esto me hizo darme cuenta de mis reparos con los chicos, mis excusas a la hora de no querer acostarme con ellos, mi aburrimiento al hablar con los chicos del Instituto, y sobre todo que lo que yo sentía por la pelirroja tenia nombre.

Ese año, fue uno de los mejores de mi vida, no dije nada a nadie, en el Instituto se rumoreaban sobre ellas pero yo siempre lo negaba, es más las defendía y una de las que insinuó algo era amiga de la morena y querían averiguar si yo tenia algo que ver con los rumores y al ver que no, con el tiempo se acercaron a mi y poco a poco nos fuimos haciendo amigas, una amistad de tapadera, para ayudarlas a que pudieran verse ellas a solas, las tapaba las mentiras delante de los novios, no es algo de lo que esté orgullosa, pero para mi significo mucho.

Por que con el tiempo ellas dejaron después de un par de años a los novios, se enfrentaron a las familiar y mantuvieron una relación que no duro más que un par de meses, fue tanta la presión y Sara que así se llamaba la pelirroja se apoyo en mi tras la ruptura y nos hicimos confidentes y una cosa llevo a la otra y paso lo que yo jamás hubiera imaginado, que lo que yo había estado meses observando y deseando se convirtiera en realidad, porque es con ella con la que recreo aquellas escenas, tanto en la ducha como en otros sitios menos privados pero más morbosos.

Las vueltas que da la vida, verdad? Lo hemos comentado muchas veces con risas, ella me llama pequeña pajillera con grandes risotadas cuando le cuento lo acontecido aquella vez, por eso digo que fue especial para mi.

viernes, 12 de septiembre de 2008

sexo en las duchas

Hace años, antes de que supiera el término de lo que estaba a punto de hacer, ahora todo tiene nombre, nombres raros, porque a lo que se considera raro hay que ponerle un nombre apropiado, que si voyeurismo, fetichismo, pederastia, zoofilia, cada cosa, hasta el sexo a distancia tiene nombre, pero ese será el próximo tema.

El de hoy, va sobre el voyeurismo, antes de que supiera que lo que yo consideraba un simple cotilleo y a que negarlo una alegría para mis ojos, antes de que me diera cuenta de que el cotilleo ya era espionaje y el espionaje paso a convertirse en voyeurismo o de forma vulgar que llamaba yo a ser una mirona, pero al menos yo tenía clase porque no es que fuera con una mano en la entrepierna acariciándome mientras practicaba el sano deporte del voyeurismo, no, lo mío era la imaginación post alegría visual bajo la intimidad de mis sábanas, si, esas sábanas preadolescencia que independientemente de cual sea la estación siempre están húmedas.

¿Cómo caí en las garras del voyeurismo? Si he de ser completamente sincera, la culpa fue de las clases de gimnasia que se hacían en mi instituto, nuestro grupo al ser de tarde y tener la clase de gimnasia a última hora, y como nuestro instituto era casi nuevo, la sala de gimnasia y los aseos estaban equipadas a la última, unas duchas que invitaban a refrescarse al terminar la jornada pero no usábamos porque coincidía con el último bus y teníamos que salir corriendo, así que entrábamos lo más pronto posible, coincidíamos con las rezagadas de la anterior clase y entre risas de unas y cachondeo de otras cada una iba a su bola.

Yo solía entrar al gimnasio de las primeras con otra compañera que siempre se las ingeniaba para que le bajara la regla dos veces al mes y coincidiera con las clases, era pasto del cachondeo general y la llamábamos la virgen de la Regla, o la Jurado, ya digo que éramos puñeteras, mi compañera se llamaba S. y siempre intentaba vacilarme y yo me lo tragaba todo, hasta que llego un punto que tanto vacile llegue a desconfiar de todo.

Empuje la puerta, quince minutos antes de que nos tocara clase, para adelantar y estar ya cambiadas antes de que llegaran todas y nos estorbaran, pero antes de entrar del todo, se oyeron risas, agua cayendo y algo que en ese momento no llegue a identificar, S. estaba más cerca de la entrada y vio algo a través de los espejos y de forma brusca puso la mano como una barrera para impedirme el paso y a empellones por su parte salimos.

-¿Qué pasa? ¿A qué ha venido esto?- la increpe, mientras la miraba esperando respuesta.
- nada, me contesto, y añadió bajando la voz hasta convertirla en un susurro…- es que habían dos dándose el lote en la zona de las duchas….y bajando la voz un poco más volvió a añadir con los ojos abiertos por la sorpresa….. y eran dos tías, termino por decir S.
- ya te vale, joder, le contesté, estás obsesionada con las lesbianas, con el sexo, con los tíos, con las pollas, hasta con el profesor de gimnasia, no me jodas, anda.

Y nada más terminar de decir eso, antes de que S. pudiera frenarme, en dos zancadas me plante ante la puerta y con seguridad e incredulidad empuje la puerta y entré, me quede parada, los espejos captaban a la perfección lo que se cocía dentro de las duchas, me quede un tiempo observando, las reconocí, dos cabezas, una pelirroja y otra morena, delgadas, femeninas, siempre estaban juntas y salían con dos chicos que también eran amigos, eran de la clase de al lado y nos saludábamos por los pasillos.

Mi pie hizo un movimiento de huida, presto a caminar hacia atrás hasta salir por la puerta y olvidarlo todo, pero si de algo he de pecar es de mi inagotable curiosidad y sobre todo, a qué negarlo, me pierde el morbo, y las chicas guapas, sobre todo si son lesbianas, y a aquella edad, era como quitarme un caramelo de la boca.

Ajenas a mi presencia, ellas seguían a lo suyo, disfrutaban enjabonándose la una a la otra, la espuma las cubrían por completo, sus cuerpos bajo el agua, los espejos y mis ojos eran testigos de la complicidad que emanaban, de sus jugueteos, de sus lenguas jugando, sus manos acariciándose, una de ellas bajo la cabeza y aprisiono con su boca uno de sus pezones y con suavidad la empujo hacia la esquina de la ducha, mientras la homenajeada se agarraba a la cabeza de la otra, la lengua trabajaba, chupaba, mordisqueaba con suavidad al compás de los gemidos de la compañera, una de las manos empezo a acariciar el muslo de la pelirroja y trepaba hacía arriba quitando jabón a su paso, la mano hizo un corto viaje hacia la boca de la morena donde con fruición chupo dos dedos y viaje de vuelta hacía el sexo de la pelirroja para con suavidad y ganas entrar dentro bajo unos gemidos fuertes de la pelirroja amortiguados por el ruido del agua.

Yo, miraba alucinada y sobre todo notaba que mi sexo palpitaba, como si el corazón latiera por equivocación en mi entrepierna y mi respiración se aceleraba, justo en ese momento, se oyó la puerta abrirse de golpe y una de mis compañeras abalanzarse sobre mi, me dio tiempo a ver la cara de angustia de una de ellas y a la otra ir corriendo y disimuladamente meterse en otra de las duchas, y estuvieron como si tal cosa, enjuagándose, mientras todas entrábamos gritando y haciendo fuerza por la boca para hacer corrillo para intentar escaquearnos de los abdominales y pedir al “profe” que nos dejara jugar al hockey.

Las miraba con disimulo y pensaba mucho, pensaba si sería cosa de hoy, o si venia de hacia tiempo, si eran pareja o había sido un rollo, si sus novios sabrían algo, mi respuestas eran no, probablemente, no lo eran, no había sido un rollo y sus novios no tenían ni idea porque les había visto a menudo a los cuatro en la cafetería del instituto.

A partir de ahí, las observé mucho, para ver si las pillaba en algún gesto cariñoso, o algún desliz como el de la ducha, y si, las pille varias veces, y si, soñé con ellas, y si las volví a ver años después, y varías veces estuve a punto de preguntarles algo, pero me calle a tiempo porque disfrutaba más de esos pequeños momentos de “mirona” y me sabe mal pero disfrute más que con la ducha cuando las pille en un apartado trozo de césped unos días después, en el que habían hecho pellas y se reunieron ellas dos solas, sus novios no estaban y no había nadie, salvo la menda que se había escaqueado de las clases de inglés y a una distancia prudencial empezó a observar……….. un juego de manos a dos, miradas ardientes entre ellas y.......

continuará

domingo, 7 de septiembre de 2008

en el ascensor 3º parte y final

Entré al ascensor como una tromba, sin ser en ese momento consciente de que Caroline me seguía detrás, estaba tan ofuscada que no me di cuenta de nada, hasta que no note que una mano me agarraba con suavidad, ninguna de las dos tuvo tiempo de apretar ninguno de los botones del ascensor cuando esté se puso en marcha, nos quedamos un momento paradas hasta que pude reaccionar y me di la vuelta para encararme con Caroline pero no supe ni que decirle ni como decirlo, me sentía como si ella hubiera podido atisbar en mi interior y ver lo que durante tantos años había intentado ocultar a los demás y sobre todo a mí misma, y al pensar eso, la vergüenza me atenazo durante unos minutos en los cuales estuve con los ojos clavados en el suelo.

Las puertas se abrieron y nosotras nos separamos a una distancia prudencial, entraron y volvieron a desaparecer un par de pisos más abajo, la tensión se palpaba en el aire, al volver a quedarnos solas, por impulso accione el botón de parada, y se paró seguido de un fuerte ruido, nos miramos, sus ojos escudriñaban los míos para descubrir en ellos el motivo de mi comportamiento, pero yo, como si toda la tensión de las últimas horas hubiera explotado, como si Caroline hubiera despertado algo dormido, me sentía como si me hubieran dado cuerda, como si ella hubiera sabido que teclas de mi tenia que tocar para que saliera a la superficie lo que yo por miedo había estado ocultando.

La miré, el ascensor seguía en parada, pero no me importo, en ese momento sólo quería dar salida a mis impulsos, a mis sentidos que acababan de despertar, sólo quería que ella volviera a cogerme del brazo, del cuello, necesitaba que me tocara, que me hiciera sentir viva, que me transmitiera las mismas sensaciones o mejores de hacia escasamente una hora, mi cuerpo anhelaba recuperar el tiempo perdido, sentir lo que le había negado tantos años y era ella con su sola presencia y su audacia la que lo había conseguido.

La sonreí, mi timidez empezaba a evaporarse al sentirla cada vez más cerca, Caroline me buscaba y su sola presencia me excitaba mucho más de lo que mi novio había conseguido en los tres años de relación.

Con todo el aplomo que pude reunir me acerque a ella y la fui empujando hacia el final del cubículo, era amplio así que el aire aún era respirable, la seguí empujando hasta que su espalda toco el espejo y su cuerpo se preparo para recibirme, me pegue a ella, mientras mi mano se deslizaba por su nalga y con avidez separaba la abertura de la falda para deslizarse por su interior para deleitarse mediante el tacto, me gustaba, tenia la piel muy suave y agradecía mis caricias acompañándolas de movimientos rítmicos, su cabeza se inclino y sacando la punta de la lengua por entre sus labios carnosos buscaba mi boca, me pegué más a su cuerpo y jadeando le regale mis labios para que disfrutara de ellos, mordiéndolos con suavidad, agarrando mi labio superior entre sus dientes, me abrazo con fuerza y apartando mi mano pego su sexo a mi cadera y entre jadeos mutuos nos fuimos pegando cada vez más hasta que no se podía distinguir sus muslos de los míos.

Nuestras bocas seguían cosidas por un hilo de saliva, y nuestros cuerpos seguían recreándose, hacía tiempo que no disfrutaba del sexo y yo estaba sorprendida de mi comportamiento, me parecía imposible hacer lo que estaba haciendo no sólo por que fuera una chica sino también por que la acababa de conocer pero todo estaba resultando demasiado natural y cuando estas cosas suceden lo mejor que se puede hacer es dejarse llevar.

Nuestros cuerpos fueron cediendo a la famosa ley de gravedad de Fulton y en el empeño de Caroline por no dejarme caer, nos caímos las dos, su mano freno la caída pero aún así fue aparatosa y vino acompañada de golpes del exterior, en nuestra burbuja no nos habíamos dado cuenta del escándalo que se estaba armando fuera, habían llamado a los bomberos porque pensaron que se había atascado el ascensor y estábamos en peligro, en ese momento nos dimos perfecta cuenta de la situación y nos levantamos como un resorte, yo estaba coloradísima y Caroline estaba satisfecha y hasta se permitió bromear diciendo que si era así de fogosa, apasionada y curiosa en todo el puesto era mío sin lugar a dudas. Nos reímos y nuestras risas pudieron suavizar la tensión del momento.

No había transcurrido ni cinco minutos cuando dándonos cuenta pulsamos las dos al mismo tiempo el botón de puesta en marcha y nuestras manos se rozaron, sonreímos al unísono y en ese momento se abrieron las puertas, en la misma planta donde todo había empezado y pensé con cierta tristeza si no habría terminado también, afuera estaban los compañeros de Caroline de selección de personal que habían acudido al enterarse del lío, los bomberos ya se habían marchado al ser conscientes de la inutilidad de su presencia y los otros aspirantes al puesto estaban curioseando por ahí.

Caroline estaba tan enfrascada que sin que se diera cuenta recogí mi bolso que había ido a esconderse en una de las esquinas en pleno forcejeo y con una mirada en derredor me fui pasillo adelante y desaparecí por una de las escaleras.

En menos de quince minutos, salí por la fachada del edificio y una bocanada de aire fresco me espabiló por completo, no había llegado a dar la vuelta a la esquina cuando me dí cuenta de que mi curriculum con mi número de teléfono y demás datos como mi dirección estaban en su poder y sabía perfectamente que aunque el puesto no fuera para mi, o quizás si, el tiempo lo diría, salí con la convicción de que acababa de ocurrir algo fantástico, la fuerza que necesitaba para reunir el valor para decirle a mi novio que nuestra relación no tenia visos de continuar porque sintiéndolo mucho me había dado cuenta de que era lesbiana, y me había costado asumirlo, que esperaba que lo entendiera sin que su machismo se viera afectado, mientras en mi imaginación se anticipaba la escena que unas horas después en la realidad se desarrollaría con pocas variaciones, seguí caminando con la mejor de mis sonrisas y como si todo tuviera un sentido, días después recibí la llamada de Caroline para felicitarme por haber superado la entrevista y se me citaba para otra reunión, pero esta vez soltó entre carcajadas Caroline nada de ascensores, te invito a cenar para ponerte al día del funcionamiento de tu trabajo.

- Cenar? Le contesté intentando aparentar timidez- querrás decir que me estás pidiendo una cita?- Le respondí con risas, parecía mentira lo que estaba ocurriendo, pero a veces pasa.
- Llámalo como quieras pero el viernes paso por tu casa y te recojo, no por nada pero te dejaste con las prisas una cosa en el ascensor y creo que deberías quedártelo, y de paso nos ponemos al día.
- Del trabajo? Le conteste con picardía.
- De nosotras, necesito averiguar donde te has metido todos estos años – soltó con cierto aire peliculero.
- De acuerdo- ahí estaré – me despedí con naturalidad, pero la sola idea de volver a verla, hacia que mis sentidos cobraran intensidad, despertaran del letargo.

Sonreí, mientras agradecía el mejor invento del siglo, el montacargas, por que me había puesto la vida patas arriba y me encantaba la sensación, nunca jamás me había sentido tan viva, y con cara de satisfacción y paso firme salí a la calle.