viernes, 12 de septiembre de 2008

sexo en las duchas

Hace años, antes de que supiera el término de lo que estaba a punto de hacer, ahora todo tiene nombre, nombres raros, porque a lo que se considera raro hay que ponerle un nombre apropiado, que si voyeurismo, fetichismo, pederastia, zoofilia, cada cosa, hasta el sexo a distancia tiene nombre, pero ese será el próximo tema.

El de hoy, va sobre el voyeurismo, antes de que supiera que lo que yo consideraba un simple cotilleo y a que negarlo una alegría para mis ojos, antes de que me diera cuenta de que el cotilleo ya era espionaje y el espionaje paso a convertirse en voyeurismo o de forma vulgar que llamaba yo a ser una mirona, pero al menos yo tenía clase porque no es que fuera con una mano en la entrepierna acariciándome mientras practicaba el sano deporte del voyeurismo, no, lo mío era la imaginación post alegría visual bajo la intimidad de mis sábanas, si, esas sábanas preadolescencia que independientemente de cual sea la estación siempre están húmedas.

¿Cómo caí en las garras del voyeurismo? Si he de ser completamente sincera, la culpa fue de las clases de gimnasia que se hacían en mi instituto, nuestro grupo al ser de tarde y tener la clase de gimnasia a última hora, y como nuestro instituto era casi nuevo, la sala de gimnasia y los aseos estaban equipadas a la última, unas duchas que invitaban a refrescarse al terminar la jornada pero no usábamos porque coincidía con el último bus y teníamos que salir corriendo, así que entrábamos lo más pronto posible, coincidíamos con las rezagadas de la anterior clase y entre risas de unas y cachondeo de otras cada una iba a su bola.

Yo solía entrar al gimnasio de las primeras con otra compañera que siempre se las ingeniaba para que le bajara la regla dos veces al mes y coincidiera con las clases, era pasto del cachondeo general y la llamábamos la virgen de la Regla, o la Jurado, ya digo que éramos puñeteras, mi compañera se llamaba S. y siempre intentaba vacilarme y yo me lo tragaba todo, hasta que llego un punto que tanto vacile llegue a desconfiar de todo.

Empuje la puerta, quince minutos antes de que nos tocara clase, para adelantar y estar ya cambiadas antes de que llegaran todas y nos estorbaran, pero antes de entrar del todo, se oyeron risas, agua cayendo y algo que en ese momento no llegue a identificar, S. estaba más cerca de la entrada y vio algo a través de los espejos y de forma brusca puso la mano como una barrera para impedirme el paso y a empellones por su parte salimos.

-¿Qué pasa? ¿A qué ha venido esto?- la increpe, mientras la miraba esperando respuesta.
- nada, me contesto, y añadió bajando la voz hasta convertirla en un susurro…- es que habían dos dándose el lote en la zona de las duchas….y bajando la voz un poco más volvió a añadir con los ojos abiertos por la sorpresa….. y eran dos tías, termino por decir S.
- ya te vale, joder, le contesté, estás obsesionada con las lesbianas, con el sexo, con los tíos, con las pollas, hasta con el profesor de gimnasia, no me jodas, anda.

Y nada más terminar de decir eso, antes de que S. pudiera frenarme, en dos zancadas me plante ante la puerta y con seguridad e incredulidad empuje la puerta y entré, me quede parada, los espejos captaban a la perfección lo que se cocía dentro de las duchas, me quede un tiempo observando, las reconocí, dos cabezas, una pelirroja y otra morena, delgadas, femeninas, siempre estaban juntas y salían con dos chicos que también eran amigos, eran de la clase de al lado y nos saludábamos por los pasillos.

Mi pie hizo un movimiento de huida, presto a caminar hacia atrás hasta salir por la puerta y olvidarlo todo, pero si de algo he de pecar es de mi inagotable curiosidad y sobre todo, a qué negarlo, me pierde el morbo, y las chicas guapas, sobre todo si son lesbianas, y a aquella edad, era como quitarme un caramelo de la boca.

Ajenas a mi presencia, ellas seguían a lo suyo, disfrutaban enjabonándose la una a la otra, la espuma las cubrían por completo, sus cuerpos bajo el agua, los espejos y mis ojos eran testigos de la complicidad que emanaban, de sus jugueteos, de sus lenguas jugando, sus manos acariciándose, una de ellas bajo la cabeza y aprisiono con su boca uno de sus pezones y con suavidad la empujo hacia la esquina de la ducha, mientras la homenajeada se agarraba a la cabeza de la otra, la lengua trabajaba, chupaba, mordisqueaba con suavidad al compás de los gemidos de la compañera, una de las manos empezo a acariciar el muslo de la pelirroja y trepaba hacía arriba quitando jabón a su paso, la mano hizo un corto viaje hacia la boca de la morena donde con fruición chupo dos dedos y viaje de vuelta hacía el sexo de la pelirroja para con suavidad y ganas entrar dentro bajo unos gemidos fuertes de la pelirroja amortiguados por el ruido del agua.

Yo, miraba alucinada y sobre todo notaba que mi sexo palpitaba, como si el corazón latiera por equivocación en mi entrepierna y mi respiración se aceleraba, justo en ese momento, se oyó la puerta abrirse de golpe y una de mis compañeras abalanzarse sobre mi, me dio tiempo a ver la cara de angustia de una de ellas y a la otra ir corriendo y disimuladamente meterse en otra de las duchas, y estuvieron como si tal cosa, enjuagándose, mientras todas entrábamos gritando y haciendo fuerza por la boca para hacer corrillo para intentar escaquearnos de los abdominales y pedir al “profe” que nos dejara jugar al hockey.

Las miraba con disimulo y pensaba mucho, pensaba si sería cosa de hoy, o si venia de hacia tiempo, si eran pareja o había sido un rollo, si sus novios sabrían algo, mi respuestas eran no, probablemente, no lo eran, no había sido un rollo y sus novios no tenían ni idea porque les había visto a menudo a los cuatro en la cafetería del instituto.

A partir de ahí, las observé mucho, para ver si las pillaba en algún gesto cariñoso, o algún desliz como el de la ducha, y si, las pille varias veces, y si, soñé con ellas, y si las volví a ver años después, y varías veces estuve a punto de preguntarles algo, pero me calle a tiempo porque disfrutaba más de esos pequeños momentos de “mirona” y me sabe mal pero disfrute más que con la ducha cuando las pille en un apartado trozo de césped unos días después, en el que habían hecho pellas y se reunieron ellas dos solas, sus novios no estaban y no había nadie, salvo la menda que se había escaqueado de las clases de inglés y a una distancia prudencial empezó a observar……….. un juego de manos a dos, miradas ardientes entre ellas y.......

continuará

7 comentarios:

pam dijo...

Todas somos un poco voyeuristas,y eso me encanta.Jo vaya relato nena, que te has marcado.Y nos dejas con la miel en los labios.Queremos masssssssssssss.Un beso con lengua

Anónimo dijo...

Me pido ségun y la continuidad!

Anónimo dijo...

Guauuuu! Para cuando la segunda parte, eh? No te demores mucho.
z

Anónimo dijo...

El voyeurismo es fantastico. De hecho, nada en el sexo seria igual d no ser por la vista. Me pone tanto o mas q me insinuen a q me enseñen. Me ha encantado!!

bsos

 Cabeza Huevo dijo...

Hola
Ahora que te va a ver tanta gente, a lo mejor te interesa lo que dice aquí: http://sexmasterinfo.blogspot.com
No es incompatible con el concurso 20 Blogs, si le echas un vistazo a muchos de esta categoría, y a caballo regalado no le mires el diente :)
Suerte.

marisa dijo...

no sé como te contuviste de entrar a la acción...vaya ducha..

guada dijo...

eso digo yo marisa, yo me hubiera colado con la excusa de que estamos en crisis y hay que ahorrar agua, jaja